Autoridad: ¿la tradición o la Biblia?

Parte 1

por Joe Owen marzo 3, 2020

Una de las maneras más rápidas, astutas y sutiles en que se filtran las ideas en una cultura y sociedad no es a través de lo que muchos podrían esperar. Solo a un porcentaje muy pequeño de cualquier grupo de personas se le enseña mediante el estudio individual riguroso acerca de los escritos filosóficos de la época. Y aunque las leyes tienen un grado de poder reformador, lo que realmente se infiltra para mover la mayoría de una sociedad son los dichos y las canciones. Y esto en muchas ocasiones se logra en una generación. Se dice que Andrew Fletcher, el activista político escocés, hizo esta reveladora declaración:

Permítanme escribir las canciones de una nación; no me importa quién escriba sus leyes.1

Ya sea que nos demos cuenta o no, esto es lo que termina las negociaciones en muchas conversaciones al tratar de discutir absolutos. En Latinoamérica, para resolver un desacuerdo en cuanto a la veracidad de algo, ¿cuántas veces escuchamos: “cada cabeza es un mundo”? Esto es filosofía relativista posmoderna que ha saltado de las páginas de los escritos filosóficos y ha aterrizado en los oídos de innumerables mayorías en nuestra sociedad. Aunque esta mentalidad indecisa, en el que cada cual decide lo que es verdad, es vigente en algunas disciplinas en nuestra sociedad, otras todavía respetan la autoridad absoluta. Sin embargo, ¿qué sucede cuando los dos sistemas de pensamiento son combinados?

Entonces no todos tienen los lentes de su propia autonomía subjetiva como la fuente de autoridad en toda disciplina de la experiencia humana. Hay otros candidatos que tienen que continuar luchando por un voto. En Latinoamérica, hay dos que sobresalen, pero no están muy separados en la práctica debido a la flexibilidad de las convicciones en ellos. Éstos son la relatividad animista y el dogma católico romano. Al tratar con Sola Scriptura, o solo la Escritura, como nuestra autoridad máxima, y dependiendo de ésta mientras proclamamos el evangelio exclusivo que revela la Escritura, ¿cómo podemos remover los sistemas intrusivos y competitivos del relativismo (“cada cabeza es un mundo”) y la autoridad papal? En otras palabras, ¿cómo podemos ver al evangelio sin ser detenidos en nuestro viaje y ser redirigidos por otras cosmovisiones que claman fuertemente por nuestra atención?

Tenemos que entender que la Iglesia católica romana dice tener autoridad así cómo lo hace la superstición animista. Lo que es interesante, sin embargo, estas dos cosas aparentemente opuestas se unieron en Latinoamérica. Al unirse, dieron a luz un sistema de pensamiento y creencias sincretistas en el cual ambos se oponen a la autoridad bíblica, mientras sutilmente contradicen las Escrituras mismas. Aunque hay un pueblo lo suficientemente grande para el animismo y la autoridad papal, no queda un pueblo lo suficientemente grande para ambos, la autoridad bíblica y cualquier otra.

Así que, es con un ferviente amor para mis amigos católicos romanos que escribo este capítulo. Dicho esto, no podría expresar amor y al mismo tiempo retener la verdad que me salvó y puede salvar a cualquiera que cree simplemente por no querer ofender. Amigo lector, la ira de un Dios santo y justo es mucho más ofensiva y sobrepasa mucho más allá que cualquier cosa de este mundo, inconcebiblemente más que mis palabras descuidadas pudieran incomodarlo. Así que con esto en mente y un corazón cargado con el peso de la eternidad, entramos en uno de los temas más sensibles del cristianismo: Autoridad: ¿la tradición o la autoridad bíblica?

“Cuando [Jesús] vino al templo, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se acercaron a él mientras enseñaba, y le preguntaron: ¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿y quién te dio esta autoridad?” (Mateo 21:23)

Nosotros, los finitos e imperfectos hijos e hijas de Adán, tenemos la desesperada necesidad de redención, regeneración, arrepentimiento y reconciliación. ¿Pero cómo sabemos esto? Obviamente no lo sabemos por un consenso porque la mayoría del mundo se complace en su pecado y justifica cada acto en el nombre de la autonomía o el determinismo. Entendemos nuestra necesidad a causa de una fuente incorregible que no conoce declive con el paso del tiempo o circunstancias, la Palabra eterna de Dios.

Para siempre, oh Jehová, permanece tu palabra en los cielos. (Salmos 119:89)

Solo la Escritura es la revelación especial de Dios para el hombre sobre él mismo, la realidad, y la redención. Algunos no están de acuerdo y dan a otras fuentes el título de autoridad. Debemos preguntarnos si cualquier otra fuente fuera de la Escritura es eterna, inamovible, y consistente.

La Iglesia católica romana, por ejemplo, sostiene dogmáticamente que cuando el papa está hablando ex cátedra, sus palabras son infalibles. Eso daría a sus palabras el mismo peso y, por lo tanto, la misma autoridad que las sagradas Escrituras.

Ex cátedra es la frase en latín que significa “desde la silla”. Se refiere a las enseñanzas papales encuadernadas e infalibles que son promulgadas por el papa cuando, oficialmente en su capacidad de pastor universal de la Iglesia, enseña doctrina sobre asuntos de la fe o la moral y la dirige a todo el mundo. El concepto se deriva de Jesús.2

El pontífice romano, cabeza del colegio de obispos, disfruta de esta infalibilidad en virtud de su alto cargo cuando, como pastor supremo y maestro de todos los fieles y quien confirma a sus hermanos en la fe, proclama mediante un acto definitivo una doctrina perteneciente a la fe y la moral.3

“Infalible” significa la incapacidad de cometer error. Esto es lo que sabemos de la Palabra de Dios, que viene de Dios mismo y Dios no puede mentir. Con esto, podemos ver lo que la Escritura dice sobre sí misma y considerar si esos mismos atributos pueden ser aplicados a la ex cátedra.

La Escritura declara de sí misma: “La suma de tu palabra es verdad, y eterno es todo juicio de tu justicia” (Salmo 119:160). Notemos las palabras “verdad” y “eterno”. Si el papado disfruta de esta misma autoridad, tenemos que hacer la pregunta: ¿es verdad y eterno (inmutable) la suma de lo que ha sido pronunciado ex cátedra?

[La santa Iglesia romana] firmemente cree, profesa y enseña que los que no están dentro de la Iglesia católica, no solo paganos, sino judíos, herejes y cismáticos, nunca pueden participar de la vida eterna, sino que van al fuego eterno “preparado para el diablo, y sus ángeles” (Mateo 25:41), a menos que antes del cierre de sus vidas todos hayan entrado en esa iglesia; también que la unidad del cuerpo eclesiástico es tal que los sacramentos de la iglesia son válidos solo para los que permanezcan en esa iglesia, y los ayunos, limosnas, y otras obras de piedad las cuales juegan su parte en el combate cristiano solo están en ella produciendo recompensas eternas; además, que nadie, no importa cuántas limosnas pueda haber dado, ni siquiera si derrama su sangre por causa de Cristo, puede ser salvo a menos que permanezca en el seno de la unidad de la Iglesia católica.4

Declaramos, decimos, definimos y pronunciamos que es absolutamente necesario para la salvación de toda criatura humana estar sujeto al pontífice romano (el papa Bonifacio VIII, La bula Unam Sanctam, 1302.)5

Aquí, diferentes papas a lo largo de los siglos estuvieron de acuerdo en declarar dogmáticamente que no hay ninguna salvación fuera de la Iglesia católica romana, ni bajo la sumisión papal. Entonces, ¿qué hacemos con las recientes declaraciones del papa Francisco que parecen contradecir esto?

“Debemos encontrarnos uno al otro haciendo el bien”, dijo el papa. Para aquéllos que dicen: “Pero yo no creo, Padre, ¡soy ateo!”, el papa dijo: “Pero hagan el bien: Nos encontraremos uno al otro allá”.6

Bueno, podríamos responder de dos maneras:

Él no estaba hablando ex cátedra. Realmente, cuando un papa habla ex cátedra, es un evento raro y aunque hay algo de debate sobre si el papa Juan Pablo II alguna vez habló ex cátedra, parece haber un consenso universal de que el papa Francisco no lo ha hecho aún (o al menos a la fecha de la escritura de este capítulo).

El papa Francisco estaba hablando sobre la redención universal que se les ofrece a todos, incluso a los ateos, pero tienen que creer y entrar a través de la iglesia para recibir la salvación.7

Hay un gran problema con estas dos posturas conflictivas. Primero, si Francisco está enseñando sobre moralidad y doctrinas, por defecto caería bajo la categoría de ex cátedra según el catecismo previamente citado. Por lo tanto, decir que Francisco no ha hablado ex cátedra aún y que es raro para un papa hacerlo, no es un argumento adecuado. Consideremos un escenario en el cual un papa habla algo que no se alinea con el dogma católico romano anterior; no está hablando ex cátedra, pero si se alinea, ¿entonces puede estar hablando ex cátedra? Eso provee a su alto puesto la misma infalibilidad de una persona que dice que si alguien está atrapado en una mentira, estaba bromeando, pero cuando dicen que se prueba ser verdad, solo entonces estaban hablando intencionalmente.

Esa clase de justificación diluida puede funcionar entre los círculos políticos y en Roma, pero en cualquier parte del mundo esa tontería haría falso y no confiable a un líder. Aún más, la Escritura, siendo la Palabra de Dios, asevera que su “suma” es verdad. No las partes que los concilios y clérigos posteriores acordaron. La Escritura es 100% infalible y, para que algo sea infalible, tiene que serlo así, porque 99.99% de la verdad es una mentira completa. Pero sabemos que Dios no puede mentir (Números 23:19; Hebreos 6:18, Tito 1:2), así que a menos que el clérigo católico romano quisiera entrar en una discusión de si las bulas papales son la Palabra de Dios misma, el uso de la “infalibilidad” para describir las declaraciones ex cátedra de los papas es un mal uso del término del que no es digno ese alto cargo.

En segundo lugar, si el papa Francisco estuviera hablando de redención universal, pero no sobre la salvación individual, eso sería otro debate en sí mismo, pero el hecho es que no lo estaba haciendo. “Pero hagan el bien, nos encontraremos el uno al otro allá” es una referencia directa a la salvación y cualquier otra interpretación de ello es engañosa en el mejor de los casos. Nos encontramos el uno al otro aquí y ahora en esta vida. Algunos de nosotros estamos en Cristo y otros no, pero la Escritura es clara y solamente aquéllos que son salvos estarán juntos cuando lleguemos “allá”. Y no hay ningún bien que alguien pueda hacer, según la Escritura, que nos lleve al cielo, sino que es por la “obra” completa y suficiente de Jesucristo en la cruz, muriendo por nuestros pecados y Su resurrección gloriosa de entre los muertos. La única cosa que nosotros podemos “hacer” que nos lleve al cielo es creer en Él para salvación.

En el tiempo de Jesús, entre las diferentes tradiciones sectarias de Judá, había un cuerpo de tradición verbal farisea que posteriormente sería escrito como el Talmud. Consideremos un ejemplo de cómo consideró Jesús esta tradición a la luz de la autoridad bíblica.

Entonces se acercaron a Jesús ciertos escribas y fariseos de Jerusalén, diciendo: ¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos? Por qué no se lavan las manos cuando comen pan. Respondiendo él, les dijo: ¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición? (Mateo 15:1–3)

En este caso, Jesús no tuvo consideración por las tradiciones y los acusó de quebrar el mandamiento de Dios. Sin embargo, Jesús sí dijo a Sus oyentes que obedecieran lo que ellos enseñaban cuando se trataba de la Escritura (Moisés), pero les advierte en contra de aceptar todo lo que viniera de ellos (Mateo 16:6) y esto definitivamente es señalar hacia la autoridad bíblica lo cual es otro punto en contra de la infalibilidad papal en la ex cátedra, siendo que a los fariseos se les mostró una y otra vez tener una enseñanza errónea, incluso al punto de justificar la crucifixión del Mesías. Lo más extraño es que algunos apologistas católicos se refieren a los fariseos teniendo alguna forma de “ex cátedra” además de la Escritura y, por lo tanto, también así el pontífice. Pero este ejemplo en Mateo 15 debería ayudarles a ver que los enemigos de Dios y Cristo no son un buen ejemplo para tratar de proveer supuesta infalibilidad a la ex cátedra.8

Otro aspecto de la Escritura que arroja luz sobre este asunto en cuestión es la suficiencia de la Escritura. El término es más comúnmente entendido por el siguiente pasaje:

Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. (2 Timoteo 3:16, énfasis agregado)

Solo la Escritura es suficiente para adecuarnos y equiparnos para toda obra, no alguna buena obra. Esto viene después de aprender en el verso anterior que la Escritura nos hace “sabio[s] para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús”. Este atributo de la Escritura, y el entendimiento que es “inspirada por Dios”, es una verdad siempre presente que penetra todos los otros aspectos de la Escritura, como la autoridad. Si la Escritura es suficiente, entonces lo es la autoridad. Si Dios ha hablado, ¿cómo no podría tener autoridad sobre cualquier otra clase de razonamiento? Notemos como Jesús levanta la Escritura en la parábola del rico y Lázaro (Lucas 16:19–31) en donde las palabras finales de la esperanza ofrecida al hablar de la familia del hombre rico es la suficiencia de la Escritura, declarando enfáticamente: “A Moisés y a los profetas tienen; ¡que los oigan a ellos!” (v. 29), pero el hombre rico quería un modo de evangelismo más experiencial, dudaba de la suficiencia y, por lo tanto, de la autoridad de la Escritura, para la salvación de su familia. La ironía de la declaración final de Abraham para el previamente hombre rico es una lección exquisita para deleitar a cualquiera que la entienda: “Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán, aunque alguno se levante de los muertos” (v. 31).

Todas las experiencias están sujetas a una autoridad, ¡y no viceversa! Hubo Alguien que sí se levantó de los muertos en un tiempo relativamente corto, y ésa es la causa por la cual al saltar unas cuantas décadas a una de las cartas del apóstol Pablo, vemos deliberadamente escrito: “Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras. . .” (1 Corintios 15:3b–4). Sí, conforme a las Escrituras porque la vida, la muerte y la resurrección de Jesús fue en cumplimiento con las Escrituras. En el momento en el cual Pablo escribió esto, él no tenía posesión de los 27 libros del canon del Nuevo Testamento. ¿Cuáles Escrituras tenía? ¡Moisés y los profetas! Como fue dicho previamente. ¡Autoridad sobre experiencia! ¿Por qué? Por las inclinaciones del objeto de la experiencia, los que experimentan la experiencia terminan siendo la autoridad para interpretar cualquier significado, lo que no depende de la objetividad. La causa por la cual el apóstol Pablo somete la ocurrencia de la muerte y resurrección de Jesús a la autoridad de la Escritura es para mostrar que la vida, la muerte y la resurrección de Cristo son la cúspide de la realización de la revelación progresiva en las profecías desde Génesis en adelante.

Tomemos los últimos puntos hechos y resumámoslo en 2 Pedro 1:16–21:

Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad. Pues cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia. Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo. Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día amanezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.

El apóstol Pedro está enfatizando el hecho de que el evangelio que había recibido la Iglesia del primer siglo no venía de fábulas, sino de un cumplimiento en Cristo de las profecías sobre Él que Pedro mismo había presenciado. Eso, a su vez confirmaba la interpretación de la palabra profética en la persona de Jesucristo. El apóstol parece igualar dos verdades: la objetividad de la interpretación y la objetividad de la fuente. En otras palabras, el significado de un texto no depende de la opinión subjetiva de uno, tal como la fuente del texto no vino de las ideas subjetivas de uno.

Tomando en consideración estos versos sobre la Escritura, no hay manera de que exista alguna igualdad de autoridad entre un pontífice que habla ex cátedra y el canon de la Escritura. Surgiría la contradicción sobre si Pedro permitía solo a un hombre tener autoridad sobre la interpretación de la Escritura, como en la actualidad se atribuye al papa romano, pero también tendría que formularse el caso de que cualquier papa que habla ex cátedra tendría que ser introducido en el canon de la Escritura. Si no, entonces solo la Escritura queda como autoridad para la Iglesia para todo asunto de entendimiento, doctrina, dirección, etc.

Si la ex cátedra papal compartiera autoridad con la Escritura, también tendría que pasar la prueba de la inerrancia. Aunque algunos apologistas católicos reconocen este peligro y niegan todos los casos de supuesta ex cátedra reduciéndolos a “Las únicas dos ocasiones en que la infalibilidad papal fue oficialmente ejercida ocurrieron en 1854 por el papa Pío IX con el decreto de la Inmaculada Concepción de María, y en 1950 por el papa Pío XII con el decreto de la Asunción de María”.9 Entonces, ¿qué pasaría si encontramos errores obvios en estos dos decretos? Y sí los, hay. En el decreto de la Inmaculada Concepción, en referencia a Génesis 3:15, el papa Pío XII, en declaración ex cátedra dijo:

Por consiguiente, así como Cristo, el mediador entre Dios y el hombre, asumió naturaleza humana, quitó el decreto escrito que estaba contra nosotros, y lo clavó triunfantemente a la cruz, también la Virgen más santa, unida con él mediante el más íntimo e indisoluble enlace, estaba, con él y a través de él, eternamente en enemistad con la malvada serpiente, y más completamente triunfó sobre ella, y así aplastó su cabeza con su inmaculado pie.10

La referencia es Génesis 3:15: “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú la herirás en el calcañar”. Evaluando el decreto con la Escritura, parece haber una inconsistencia. ¿El pie iba a ser el de él o el de ella? La respuesta, aunque simple, es lo más cercano a lo que termina la negociación para los que proponen la ex cátedra. Hubo una mala traducción de género en la Vulgata Latina para este verso, y la Iglesia católica romana estaba haciendo sus argumentos para la inmaculada concepción sobre una mala interpretación. El pronombre posesivo en Génesis 3:15 es masculino, no femenino, lo que es consistente con su cumplimiento en Jesucristo, 100% Dios, pero también 100% varón humano. Esto es de esperarse en los humanos, ya que “errar es humano”. Pero esto no puede esperarse si este decreto era infalible. El papa Pío XII concluyó erróneamente, al depender de una mala interpretación: “En tales alusiones los padres enseñaban que la dignidad exaltada de la madre de Dios, su inocencia inmaculada y su santidad impoluta por ninguna falta, había sido profetizada de una manera maravillosa”.11

No importa cuánto alguien pueda girar oscuramente la historia de la Iglesia, la perspicuidad de la verdad permanece: la Escritura, la Palabra del Dios vivo, ha sido dada a la Iglesia como una autoridad para todos los aspectos de la vida y el entendimiento de Dios mismo. Fuera de lo otorgado por el Dios perfecto que no puede mentir o accidentalmente citar una fuente errada por ignorancia, todo tiene que someterse a la autoridad de Su santa Palabra.

El próximo artículo será la continuación de este.

Referencias y Notas

  1. RZIM, http://rzimindia.in/Media, consultado el 15 de septiembre de 2015, [el enlace fue descontinuado—2018].
  2. Página web Catholic Answers [Repuestas católicas], http://www.catholic.com/quickquestions/what-does-the-term-ex-cathedra-mean-and-where-did-the-catholic-church-come-up-with-it, consultado y traducido el 14 de agosto de 2015.
  3. Catechism of the Catholic Church [Catequismo de la Iglesia católica], (Liguori, MO: Liguori Publications, 1994): 235.
  4. Mansi, Concilia, xxxi, 1739, (Pope Eugene IV, The Bull Cantate Domino, 1441).
  5. http://www.evangelicaloutreach.org/unamsanctam.htm.
  6. CNN, The Pope said what? More Stunners from Francis [¿Qué dijo el papa?: más palabras asombrosas de Francis], http://www.cnn.com/2015/01/19/li ving/pope-said-what/, consultado y traducido el 14 de agosto de 2015.
  7. https://www.catholicvote.org/what-pope-francis-really-said-about-atheists/, [el enlace fue descontinuado].
  8. http://www.catholic.com/quickquestions/what-does-the-term-ex-cathedra-mean-and-where-did-the-catholic-church-come-up-with-it.
  9. Baker, Dr. Todd D., Exodus From Rome: A Biblical and Historical Critique of Roman Catholicism, [Éxodo de Roma: un crítica histórica y bíblica acerca del catolicismo romano], Volume 1, Universe LLC, Bloomington, IN, 106.
  10. Ineffabilis Deus, http://www.newadvent.org/library/docs_pi09id.htm, consultado y traducido el 17 de agosto de 2015.
  11. Ineffabilis Deus, http://www.newadvent.org/library/docs_pi09id.htm, consultado el 17 de agosto de 2015.

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